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Antitauromaquia

De EnciclopediaGuanche

La antitauromaquia es el rechazo a la tauromaquia

Se conoce como antitauromaquia al rechazo a la tauromaquia, es decir, al acto de hacer corridas de toros.

Las corridas de toros, en su sentido moderno, nacen en España en el siglo XVIII y desde entonces han despertado críticas y desatado polémicas, incluyendo prohibiciones esporádicas, desde sus mismos comienzos hasta la actualidad. El propio inicio de las corridas de toro tuvo una relación con un movimiento anti-ilustración. Los argumentos sus detractores han cambiado a lo largo del tiempo, según el momento histórico, y ha tenido justificaciones muy variadas -religiosas, morales, económicas, estéticas, políticas y culturales entre otras- pero el objetivo ha sido siempre el mismo: su abolición.

Los argumentos de los detractores de las corridas de toros han variado según el momento histórico, pero el objetivo ha sido siempre la abolición del mismo. En tiempos más recientes, desde sectores progresistas se intentó relacionar las corridas de toros con el régimen franquista y, en general, a la España "vieja y negra".Referencia requerida Por ello, algunos medios intelectuales, sobre todo británicos, creyeron que con el advenimiento de la democracia a España estos espectáculos desaparecerían, algo que no sucedió. Así, el diario Times publicó con asombro en esos años que «en la España de los yuppies y la democracia, triunfa cada vez más la Fiesta de los toros».Referencia requerida

Los argumentos de los detractores de las corridas de toros han variado según el momento histórico, pero el objetivo ha sido siempre la abolición del mismo. En tiempos más recientes, desde sectores progresistas se intentó relacionar las corridas de toros con el régimen franquista y, en general, a la España "vieja y negra".Referencia requerida Por ello, algunos medios intelectuales, sobre todo británicos, creyeron que con el advenimiento de la democracia a España estos espectáculos desaparecerían, algo que no sucedió. Así, el diario Times publicó con asombro en esos años que «en la España de los yuppies y la democracia, triunfa cada vez más la Fiesta de los toros».Referencia requerida


Toro después de una corrida.

También ha habido intentos recientes de prohibir las corridas en países como Francia, donde existe la afición en el sur del país. La cuestión se resolvió estableciendo legalmente que solo se podían matar toros en aquellos lugares donde se demostrase que son una tradición arraigada ininterrumpidamente (las plazas del sudeste y del sudoeste fundamentalmente). Eso excluyó a ciudades como París donde, aunque hubo corridas de toros en época de la Exposición Universal, luego se interrumpieron.

Algunas personas, incluyendo filósofos como José Ferrater Mora o Jesús Mosterín, la escritora y periodista Pilar Rahola, y artistas como The Pretenders se han opuesto a las corridas de toros, entre otras razones por considerarlas contrarias a la más mínima sensibilidad. Algunos de ellos han preferido la exaltación del toro como animal libre en su medio natural, o por lo menos el quitar los elementos del festejo destinados a herir o matar al animal.[1]

También existen otras críticas que apuntan a que la lidia está, en muchos casos, preparada para minar las capacidades físicas del toro mediante el proceso de afeitado que consiste en modificar los cuernos del animal, para que su ataque no sea tan peligroso para el torero.[2] Aunque practicada desde antaño, esta práctica está prohibida y generalmente es repudiada por los aficionados a los toros.

Finalmente, también ha sido objeto de crítica que la tauromaquia sea financiada con dinero público.[3] En 2007, al sector taurino español se destinaron 500 millones de euros en forma de subvenciones.[4][5] y en 2008 casi 600.[6]

Canarias

En Canarias las corridas de toros están prohibidas por ley autonómica. Además que la tauromaquia nunca cuajó en la cultura canaria, al considerarla una práctica colonialista de la metrópoli. La ley canaria de Protección de Animales, aprobada en 1991, descartó los espectáculos sangrientos con animales, entre ellos las corridas de toros, aunque seguía permitiendo las peleas de gallos.