Acciones

Ventura Aguilar

De EnciclopediaGuanche

The printable version is no longer supported and may have rendering errors. Please update your browser bookmarks and please use the default browser print function instead.

Ventura Aguilar. Poeta nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1816 y fallecido en la misma ciudad en 1858. Es uno de los buenos poetas románticos de su época, con elementos neoclásicos y garcilasianos. Vivió durante un tiempo en América Latina.

Colabora en el periódico El porvenir de Canarias y en 1854 publica en Madrid su único libro Cantos de un canario : colección de poesías, donde recoge entre otros poemas dedicados al Teide y la Selva de Doramas. En una nota preliminar advierte que casi todas sus poesías fueron compuestas en menos de dos años, sin haber a la mano ni aún las obras más indispensables de los buenos poetas, y que le mueve a publicarlas el considerar lo desierto que se halla el Parnaso canario, el que desde la desaparición de Cairasco (Bartolomé Cairasco de Figueroa), es decir, en el largo periodo de más de tres siglos, no ha visto entrar en sus bosques ningún cantor a ceñirse el sagrado laurel.

Portada de Cantos de un canario: colección de poesías. Madrid, 1854

Su poesía discurre por cauces diversos: unas veces con curso suave y delgado y otras solemne y grave. A veces es idílico y risueño, con andar de égloga y ritmos de Garcilaso y a veces iracundo y vehemente, con truenos del Sinaí. Unas veces discurre por los caminos de la lírica y el bucolismo y otras se asoma a los bordes de la épica.

Su poema El cólera morbo es trágico y angustioso. Relata la espantosa epidemia que asoló Gran Canaria en el año 1851. Como un monstruo apocalíptico, el cólera cabalga desde Asia por las ciudades de Europa, América y Africa hasta llegar a la ciudad del Guiniguada, dejando un rastro macabro por todas partes:


Sólo miraban por doquier los ojos

funerales despojos:

cadáveres las casas invadían,

y en las calles y plazas se agrupaban,

y de la tierra los profundos senos

de cadáveres llenos

en horribles pirámides se alzaban;

una niebla espesísima cubría

la incierta luz del fugitivo día.



Fuente: ARTILES, Joaquín y QUINTANA, Ignacio. Historia de la literatura canaria. Las Palmas de Gran Canaria: Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas, Plan Cultural, 1978. ISBN 84-500-2821-3