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En el momento de la conquista, la isla estaba dividida en dos tribus [[guanche|aborígenes]], unos seguidores del rey [[Guize]] y otros de [[Ayose]]. Los territorios de estas tribus eran Maxorata (al norte) y Jandía (al sur), separados por una muralla (de la que aún se conservan restos) en el istmo de La Pared. El nombre antiguo de la isla, Herbania, hace referencia a esta muralla.
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Tanto los vestigios arqueológicos como las crónicas, nos muestran una sociedad fundamentalmente ganadero-pastoril, fundamentalmente la cabra, ya que se adapta fácilmente a terrenos secos y pedregosos. Junto a la cabra también estaba el cochino o ''ylfe'' en [[lengua guanche|lengua indígena]]. Del ganado se extraía carne, sebo, mantequilla, leche, etc. aprocechándose también las pieles y huesos. Las fuentes escritas y la arqueología no han documentado la práctica de la agricultura en esta isla, si bien puede darse el caso de una actividad agrícola inicial, en el momento del primer poblamiento humano, pero que luego sería abandonada o relegada a un lugar secundario debido a su baja productividad, siendo una fuente de aprovisionamiento vegetal más seguro la recolección, si bien el aprovechamiento de algunos palmerales como el de la [[Vega del Río Palmas]], apuntan a un tipo de actividad más organizada que la mera recolección y cercana a un cultivo intencionado. Los antiguos majoreros también aprovechaban en la costa los recursos pesqueros y el marisco. En cuanto a la caza, está atestiguada la caza y aprovechamiento cárnico y como fuente de materias primas de la [[foca monje]] y la [[pardela cenicienta]].
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En el momento de la conquista, la isla estaba dividida en dos tribus [[guanche|aborígenes]], unos seguidores del rey [[Guize]] y otros de [[Ayose]]. Los territorios de estas tribus eran Maxorata (al norte) y Jandía (al sur), separados por una muralla (de la que aún se conservan restos) en el istmo de La Pared. El nombre antiguo de la isla, [[Erbania|Herbania]], hace referencia a esta muralla.
  
 
La isla se conocía desde mucho antes que tuviera lugar la conquista castellana. Se habían llevado a cabo una serie de expediciones por parte de mallorquines, catalanes, portugueses, genoveses, etc. ya que las potencias se disputaban el derecho de conquista.
 
La isla se conocía desde mucho antes que tuviera lugar la conquista castellana. Se habían llevado a cabo una serie de expediciones por parte de mallorquines, catalanes, portugueses, genoveses, etc. ya que las potencias se disputaban el derecho de conquista.

Revisión del 23:07 3 oct 2011

Tanto los vestigios arqueológicos como las crónicas, nos muestran una sociedad fundamentalmente ganadero-pastoril, fundamentalmente la cabra, ya que se adapta fácilmente a terrenos secos y pedregosos. Junto a la cabra también estaba el cochino o ylfe en lengua indígena. Del ganado se extraía carne, sebo, mantequilla, leche, etc. aprocechándose también las pieles y huesos. Las fuentes escritas y la arqueología no han documentado la práctica de la agricultura en esta isla, si bien puede darse el caso de una actividad agrícola inicial, en el momento del primer poblamiento humano, pero que luego sería abandonada o relegada a un lugar secundario debido a su baja productividad, siendo una fuente de aprovisionamiento vegetal más seguro la recolección, si bien el aprovechamiento de algunos palmerales como el de la Vega del Río Palmas, apuntan a un tipo de actividad más organizada que la mera recolección y cercana a un cultivo intencionado. Los antiguos majoreros también aprovechaban en la costa los recursos pesqueros y el marisco. En cuanto a la caza, está atestiguada la caza y aprovechamiento cárnico y como fuente de materias primas de la foca monje y la pardela cenicienta.

En el momento de la conquista, la isla estaba dividida en dos tribus aborígenes, unos seguidores del rey Guize y otros de Ayose. Los territorios de estas tribus eran Maxorata (al norte) y Jandía (al sur), separados por una muralla (de la que aún se conservan restos) en el istmo de La Pared. El nombre antiguo de la isla, Herbania, hace referencia a esta muralla.

La isla se conocía desde mucho antes que tuviera lugar la conquista castellana. Se habían llevado a cabo una serie de expediciones por parte de mallorquines, catalanes, portugueses, genoveses, etc. ya que las potencias se disputaban el derecho de conquista.

La conquista de las islas comienza en 1402, comandada por los normandos Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, y afrontada solo por 63 marineros de los 283 iniciales, después de que tuvieran lugar numerosas deserciones. Tras llegar y asentarse en Lanzarote, la expedición lleva a cabo las primeras incursiones en la isla vecina. En 1404, Bethencourt y Gadifer, fundan Betancuria, cuyo valle se convirtió en el primer asentamiento de la isla, convirtiéndose posteriormente en la capital, sede de diversos órganos gubernativos, religiosos y administrativos. Gadifer, afrontando numerosas dificultades, tras la partida de Bethencourt hacia la península para buscar el reconocimiento y apoyo del rey de Castilla, tomó la iniciativa de la conquista.

Iglesia de Betancuria.

Al regreso de Bethencourt, se produce la ruptura de los socios y Gadifer abandonaba las islas. En pocos años(1405), Fuerteventura quedó controlada tras un periodo de convivencia entre conquistadores y aborígenes. El primer recuento de población la cifra en unos 1.200 habitantes. A partir de ahí, la población se va extendiendo gradualmente. En 1476 el territorio pasa a ser el Señorío Territorial de Fuerteventura, dependiente de los Reyes Católicos[1]. Betancuria fue elegida como residencia señorial por Inés Peraza y Diego García de Herrera. El señor ejercía la jurisdicción, nombraba todos los oficios públicos, percibía tributos y concedía “mercedes” de tierra. El cabildo estaba formado por el alcalde mayor, los escribanos y los regidores.

En 1410 se erigió la parroquia de Santa María de Betancuria, única en la isla hasta el siglo XVIII. En 1424 Betancuria se convierte en sede episcopal (con jurisdicción sobre toda Canarias salvo Lanzarote, que pertenecía al Obispado del Rubicón) por bula del papa Martin V, pero en 1430 antes de que Fray Martín de las Casas tomara posesión de su cargo como obispo, el obispado fue suprimido.


La isla sufrió el acoso por parte de varias incursiones piratas. En 1593 una expedición berberisca invadió la isla arrasando la capital. Para evitar este tipo de ataques se construyeron varios castillos a lo largo de la costa, a la par que la población se alejaba de ésta. Por esas fechas, llegan a Fuerteventura el primer Capitán General que se hace cargo de la defensa de la isla en nombre de la corona y el nombramiento de los Sargentos Mayores. La Parroquia Matriz, de la que dependía toda la isla, se encontraba en Betancuria[2]

En el siglo XVII los señores feudales de Fuerteventura comienzan a residir fuera de la isla. El Regimiento de Milicias se crea en 1708 y, en ausencia de los señores territoriales, su coronel asume las competencias de Gobernador de las Armas, cargo de carácter vitalicio y hereditario en manos de la familia Sánchez-Dumpiérrez, que va adquiriendo cada vez más poder al residir en otras islas la familia Arias de Saavedra, Señores de Fuerteventura[3]. En la práctica los coroneles se convierten en la máxima autoridad de la isla, pasando a residir a La Oliva. Ese mismo año, la Parroquia Matriz crea las Ayudas de Parroquias de La Oliva y Pájara, que pondría en marcha en 1711. El 17 de diciembre de 1790 se crea la Ayuda de Parroquia de Tuineje, que tras la nueva división parroquial del 23 de junio del año 1792 a cargo del obispo Tavira, abarcaría incluso parte de la península de Jandía, con una población de unos 1.670 habitantes. En 1780 se introduce en la economía el cultivo de la barrilla.[4].

En 1739 estalla la guerra entre el Reino de Gran Bretaña y España y la isla se ve sometida de nuevo a constantes ataques corsarios, que capturaban botines y navíos civiles que luego eran vendidos en la isla de Madeira. El 13 de octubre de 1740, desembarca un corsario inglés en la zona del actual Gran Tarajal y saquea la zona camino de Tuineje y su iglesia. El Teniente Coronel Sánchez Umpiérrez sale a su encuentro con lugareños reclutados para la ocasión, y los derrota en la batalla de El Cuchillete, matando a 33 de los 53 soldados desembarcados y capturando al resto. Al mes siguiente, el 24 de noviembre, 55 corsarios desembarcaron en la misma zona y con idénticas intenciones. Esta vez se enfrentaron a una tropa más numerosa y mejor preparada en la Batalla de Llano Florido o Batalla de Tamasite, en la que los majoreros no hicieron prisioneros.[5]

La casa de Los Coroneles, a los pies de la montaña de La Oliva.

Los Coroneles, de la familia Cabrera-Bethencourt, trasladan su residencia de Betancuria a La Oliva, en el año 1742, en unos tiempos en los que el poder del señorío ya no es tan importante, y poco a poco asumen el poder civil, nombrando o destituyendo cargos del cabildo establecido en aquella época. [6]

En 1812 las Cortes de Cádiz iniciaron una serie de cambios entre los que se incluía la abolición del señorío, pasando la isla a integrar la provincia española de Canarias. También se contemplaba la creación de nuevos municipios, estableciéndose en Fuerteventura uno por cada parroquia existente en aquel momento. Así surgieron Antigua, Betancuria, Casillas del Ángel, La Oliva, Pájara, Tetir y Tuineje, siendo Puerto de Cabras dependiente de Tetir.[7]

Años después, el 30 de diciembre de 1834, mediante Orden Gubernativa, se crea el municipio de Puerto Cabras, independiente de Tetir, comenzando a funcionar como tal el 1 de febrero de 1835 con Lázaro Rugama Nieves como primer alcalde. El cargo hereditario de los coroneles pasa ese año a la familia Lara-Cabrera, que lo mantendría hasta 1870.[8] También durante ese año, se delimitó el término municipal, entregándose oficialmente el 13 de febrero de 1836. Diez años después, el 12 de agosto de 1846 los municipios de Casillas del Angel, Puerto de Cabras y Tetir, ratificaron el deslinde.

Poco a poco se van instalando en Puerto Cabras, las distintas instituciones de la administración y el gobierno, convirtiéndolo en capital en 1860, sustituyendo a Betancuria, capital de la isla hasta entonces.

Terminal del Aeropuerto de Los Estancos

En 1940 se iniciaron las obras de un aeródromo militar en Tefía, que se abriría al tráfico comercial en el año 1959. La distancia de la capital y el aumento de los vuelos comerciales, hicieron que las autoridades buscasen emplazamiento para un nuevo aeropuerto. En 1952 se cerraron las instalaciones de Tefía y comenzaron a usarse las de Los Estancos, a 5 kilómetros de la capital.

El 19 de febrero de 1954 el Consejo de Ministros aprueba la Carta Económica Municipal de los ayuntamientos de Fuerteventura, permitiendo el saneamiento de las economías municipales. En esta época, empieza a plantearse la necesidad de cambiar de nombre a Puerto Cabras, cambio que se aprueba en el Consejo de Ministros el 16 de marzo de 1956, pasando a llamarse Puerto del Rosario, nombre que mantiene actualmente.

Durante los años 60, muchos majoreros emigran a otras islas y al Sahara y la capital va creciendo poco a poco debido a la llegada de gente procedente de los pueblos del interior. La localización de las instalaciones aeroportuarias llevan a la búsqueda de un nuevo emplazamiento para el aeropuerto insular que finalmente se sitúa en El Matorral, que sería inaugurado en 1964. Un Fokker F27 haciendo el trayecto de Las Palmas de Gran Canaria (LPA) a Fuerteventura (FUE) y con destino a Lanzarote (ACE) fue el primer avión que tomó tierra en las nuevas instalaciones aeroportuarias de la isla.

Los vuelos internacionales desde Fuerteventura comenzaron en 1973, vuelos que irían incrementándose año a año.

Tras la muerte de Franco y con la descolonización del Sahara, en 1976, el Tercio Don Juan de Austria 3º de la Legión, al mando del Coronel Pallás, llega a Puerto del Rosario, permaneciendo en la isla hasta 1995[9]. Siendo bien recibida al principio, aunque no por todos sus habitantes, la llegada de la Legión trajo, por una parte, la dinamización de la economía tanto de la capital como de la isla en su conjunto, y por otra, los problemas y conflictos propios de un repentino crecimiento de la población.

En 1992 se hizo necesaria una total remodelación de las instalaciones aeroportuarias. Hacia 1994 se comenzaron las obras de ampliación que incluían una nueva terminal de pasajeros, la ampliación de la plataforma de aeronaves, una central eléctrica y la nueva carretera de acceso.

En 1994 el transatlántico estadounidense American Star, de 220 metros de eslora, naufragó en la costa de la isla, en el término municipal de Pájara.

2001 fue un año en el que la antigua terminal del Aeropuerto de Fuerteventura, hoy derribada, se hizo tristemente famosa por convertirse en un centro para inmigrantes. El estado de las instalaciones, los medios para vigilarlas, la masificación, la incomunicación con el exterior y las condiciones de insalubridad en que se encontraban las personas allí confinadas y sus vigilantes, provocaron las protestas de los más diversos colectivos. Human Rights Watch llegó a decir que las nefastas condiciones de detención habían adquirido proporciones de emergencia.[10]