Diferencia entre revisiones de «Acerina»
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− | La tradición oral palmera habla de la leyenda de '''Vacaguaré''' que significa “quiero morir”. En ella, el mencey de '''Aceró''', Tanausú, y el mencey de '''Aridane''', [[Mayantigo]] luchan por el amor de la doncella Acerina “la más hermosa doncella de La Palma, negros sus ojos como una sima en la que abismarse, sus labios ascuas donde avivar el fuego”. | + | En ''Teberite'' (diccionario de la lengua aborigen canaria) de '''[[Francisco Navarro Artiles]]''' se dice “Nombre de la mujer del mencey Tanausú”. '''[[Dominik Josef Wölfel]]''' en '''Monumenta Linguae Canariae''' cita “Acerina, nombre propio de mujer, La Palma". |
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Acerina detiene el duelo entre los amantes “En uno de los dos está mi vida y no tienen ningún derecho sobre ella. Juren ante el Idafe que nunca ninguno volverá a empuñar el tafrique contra el otro.” Ante el roque sagrado para los aborígenes palmeros situado en el interior de la [[Caldera de Taburiente]], lugar de ofrendas y sacrificios, los amantes juraron atacar la decisión de la doncella y ella juró ante el Idafe que entregaba su amor a Tanausú. | Acerina detiene el duelo entre los amantes “En uno de los dos está mi vida y no tienen ningún derecho sobre ella. Juren ante el Idafe que nunca ninguno volverá a empuñar el tafrique contra el otro.” Ante el roque sagrado para los aborígenes palmeros situado en el interior de la [[Caldera de Taburiente]], lugar de ofrendas y sacrificios, los amantes juraron atacar la decisión de la doncella y ella juró ante el Idafe que entregaba su amor a Tanausú. | ||
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Revisión actual del 23:23 28 abr 2024
Acerina es un nombre propio femenino antropónimo de La Palma atribuido a la esposa de Tanausú, conocido como el último rey de esta isla del archipiélago canario. El personaje parece ser, sin embargo, ficticio, aunque se relaciona con personajes reales. Aparece recogido por primera vez en el siglo XIX en un relato del cronista oficial Juan Bautista Lorenzo.
En Teberite (diccionario de la lengua aborigen canaria) de Francisco Navarro Artiles se dice “Nombre de la mujer del mencey Tanausú”. Dominik Josef Wölfel en Monumenta Linguae Canariae cita “Acerina, nombre propio de mujer, La Palma".
El nombre, sin embargo, no es amazigh, sino una palabra castellana derivada del nombre del Cantón de Aceró, y no existen referencias a este personaje anteriores al siglo XIX, por lo que parece ser una creación literaria reciente.
La tradición oral palmera habla de la leyenda de Vacaguaré que significa “quiero morir”. En ella, el mencey de Aceró, Tanausú, y el mencey de Aridane, Mayantigo luchan por el amor de la doncella Acerina “la más hermosa doncella de La Palma, negros sus ojos como una sima en la que abismarse, sus labios ascuas donde avivar el fuego”.
Acerina detiene el duelo entre los amantes “En uno de los dos está mi vida y no tienen ningún derecho sobre ella. Juren ante el Idafe que nunca ninguno volverá a empuñar el tafrique contra el otro.” Ante el roque sagrado para los aborígenes palmeros situado en el interior de la Caldera de Taburiente, lugar de ofrendas y sacrificios, los amantes juraron atacar la decisión de la doncella y ella juró ante el Idafe que entregaba su amor a Tanausú.
Esta leyenda se sitúa durante los años de la conquista castellana a la isla de La Palma en 1493, bajo el mando de Alonso Fernández de Lugo. Debido a las condiciones geográficas del menceyato de Aceró, dentro de la Caldera de Taburiente siendos sólo accesible por Axerjo (actualmente, el Barranco de las Angustias), Aceró era el único reino aún no tomado por los castellanos y Tanausú el último mencey libre de La Palma. Se dice que el mismo día que se celebraba la unión entre Tanausú y Acerina, el conquistador Fernández de Lugo propuso una tregua con el mencey, siendo enviado Juan de La Palma, un isleño que servía a los conquistadores y servía de intérprete y espía, como mensajero. Dos versiones difieren aquí sobre los acontecimientos. El primero habla de la credulidad de Tanausú, quien se vio sorprendido por una traición de los conquistadores. La otra, dice que Tanausú conocía su suerte y que accedió a hablar con Fernández de Lugo aún en contra el consejo de los miembros de su tribu. El resultado en todas las versiones conocidas es el mismo. La trampa tuvo el resultado esperado, a una señal del conquistador las tropas castellanas, escondidas en el barranco atacaron a los aborígenes y masacraron a los guerreros que acompañaban al mencey y convirtieron en prisionero a Tanausú.
Cuando se sintió sometido el mencey caído gritó Vacaguaré mientras lo conducían a bordo del navío que lo llevaría a Castilla como esclavo. Durante la larga travesía se negó a probar alimento y no dijo jamás nada más que aquel terrible deseo, Vacaguaré, siendo el mar su tumba.
Conociendo el terrible destino del mencey, Acerina quiso compartir el destino de su amado y pidió a Mayantigo que la encerrara en una de las múltiples cuevas que los aborígenes guanches utilizaban como tumbas. Allí, arropada con pieles de cabra, leche y miel terminó su vida, pero no la leyenda que según algunos relatos, entre ellos el citado de Secundino Delgado. Se dice que Mayantigo esperó a que la princesa muriera para encerrarse él también en aquella cueva y cumplir los augurios delos adivinos que predecían que Mayantigo y Acerina compartirían un hogar.
No hay ningún dato ni evidencia histórica que demuestre que sea cierta la existencia de Acerina, pero sí se acepta la existencia de Tanausú y Mayantigo como menceyes de Aceró y Aridane, respectivamente.
Existe también una canción con este título del grupo Taller escrita por Pedro Guerra que habla sobre la Princesa Acerina.