Diferencia entre revisiones de «Zona Arqueológica Acantilados de San Juan de La Rambla y Laderas de Los Barrancos de Chaurera y Ruiz»
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Revisión actual del 20:35 4 dic 2025
Acantilados de San Juan de la Rambla y Laderas de los Barrancos de Chaurera y Ruiz es una Zona Arqueológica declarada Bien de Interés Cultural (BIC) el 1 de julio de 2008. Se encuentra en el término municipal de San Juan de la Rambla, al norte de la isla de Tenerife (Canarias).
Descripción y localización
El yacimiento se sitúa en el gran espacio interfluvial comprendido entre los barrancos de La Chaurera (límite occidental) y de Ruiz (límite oriental). Por el norte, el área está delimitada por el acantilado costero conocido como Risco de El Masapé, que desciende hacia la plataforma lávica donde se asienta el núcleo urbano. Geológicamente, la zona está formada por un apilamiento de coladas de naturaleza sálica (traquibasaltos y fonolitas) de la Serie III, con algunas manifestaciones más recientes de la Serie IV.
La vegetación potencial corresponde al bosque termófilo y, en los sectores más bajos, a formaciones de tabaibal-cardonal. Actualmente, parte de este manto vegetal ha sido sustituido por cultivos y comunidades seriales, observándose comunidades rupícolas en las zonas más escarpadas.
Importancia arqueológica
El ámbito protegido alberga una gran concentración de cuevas de habitación y necrópolis utilizadas por la población indígena de Tenerife (guanches). Muchas de estas cavidades fueron excavadas y documentadas desde la década de 1950 por el arqueólogo Luis Diego Cuscoy, si bien aún se conservan varios yacimientos intactos o parcialmente alterados que contienen valiosa información arqueológica.
Entre los yacimientos más destacados se encuentran:
- Cueva sepulcral de La Gotera (Barranco de Poncio o La Chaurera): donde se hallaron restos humanos y un ajuar funerario compuesto por cuentas de collar.
- Cuevas sepulcrales de El Masapé (Risco de El Masapé): dos oquedades adyacentes. En una se encontraron restos humanos, y en la otra, junto a huesos muy fragmentados, se recuperaron punzones, colmillos de cerdo, tabonas (cuchillos de piedra) y otros restos faunísticos.
- Cueva de habitación en el Barranco de Ruiz: en la que se localizaron fragmentos cerámicos.
- Cueva de las Andoriñas (parte alta del Risco de El Masapé): una extensa cueva funeraria que contiene una gran cantidad de huesos humanos, amontonados por alteraciones antrópicas. En su interior aún son visibles restos líticos, malacológicos, cerámicos y vestigios del depósito estratigráfico original.
- Cueva del Agujero (Barranco de Poncio) y un conjunto de cazoletas y canales próximos a ella, documentados en prospecciones más recientes.
Este modelo de asentamiento, caracterizado por la ocupación de oquedades en antiguos acantilados marinos fósiles, es típico de la isla y se repite a lo largo de la costa norte entre La Barranquera (La Laguna) y El Ancón (Santa Úrsula).
Delimitación y justificación de la protección
La delimitación técnica del BIC, descrita mediante coordenadas UTM e isohipsas (curvas de nivel), tiene como objetivo englobar esta unidad natural de asentamiento prehistórico, poco transformada históricamente. Los límites obedecen a tres motivaciones principales:
1- Preservar una unidad de asentamiento intacta: El área representa un "poblado" de cuevas típico de las vertientes de barlovento de Tenerife, que incluye tanto cavidades de habitación permanente como de uso funerario, confirmándose su cronología prehistórica.
2. Garantizar la protección del patrimonio subsistente: En la zona se documentan tanto cuevas con estratigrafía y materiales in situ como otras que, a pesar de saqueos pasados, conservan parte de su registro arqueológico. La declaración BIC busca evitar el expolio sistemático que ha sufrido el área, motivado por el uso ganadero de las cuevas, la búsqueda de huesos para abono o el saqueo premeditado en busca de restos cerámicos y funerarios.
3. Armonizar la protección con los usos tradicionales: La coexistencia de actividades agrícolas, algunas edificaciones y una notable presencia humana en el entorno hace necesario un marco legal que proteja el conjunto arqueológico sin obviar la realidad socioeconómica del territorio.
En definitiva, la declaración como BIC responde a la necesidad de preservar uno de los conjuntos arqueológicos con mayor densidad de yacimientos de Tenerife, proporcionando la máxima protección administrativa frente a la intensa presión antrópica que amenaza su integridad.
