Neolítico

Lugares del mundo donde la agricultura descubierta de manera independiente.

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Difusión de la agricultura desde algunos de los focos de desarrollo independiente inicial.

Hacha de piedra pulida, el tipo de herramientas características del período Neolítico, de donde tomó el nombre.

El neolítico (del griego νεο- neo- 'nuevo' y λιθικός lithikós 'de piedra') es el último de los periodos en que se considera dividida la Edad de Piedra (herramientas de piedra). Este periodo comenzó entre el 10000 a.C y el 7000 a.C, según las diferentes culturas que lo alcanzaron y se extendió hasta el 3000 a.C. El término, que quiere decir «de piedra nueva», se refiere a las elaboradas herramientas de piedra pulida que caracterizan ese período y lo diferencian de la «antigua» Edad de Piedra, o Paleolítico, con herramientas de piedra tallada, más toscas. En la periodización americana, el Neolítico coincide aproximadamente con el Periodo Arcaico.

Es el período de la historia humana en el que apareció y se generalizó la agricultura y el pastoreo de animales (ganado), dando origen a las sociedades agrarias. Generalmente, pero no necesariamente, fue acompañado por el trabajo de alfarería. En el Neolítico aparecen los primeros poblados y asentamientos sedentarios humanos. El período Neolítico fue seguido, según las regiones, por la Edad de los Metales o directamente por la Edad Antigua, en la que surgieron la escritura y las civilizaciones agrícolas.

Es precisamente el paso de una sociedad de cazadores recolectores a una sociedad productora, es decir, que producía sus propio alimentos mediante la agricultura o ganadería, lo que determina que una sociedad sea neolítica y no el tipo de materiales. Es decir, una nueva forma de vida basada en la producción de alimentos a partir de especies vegetales y animales domesticadas. La piedra pulimentada que da nombre al periodo (junto con la piedra se continuaron utilizando otros materiales como la madera o el hueso) aparece precisamente porque la práctica de esas actividades requería de la construcción de un nuevo tipo de herramientas, por ejemplo, azadas para arar o hachas para desbrozar y conseguir nuevas tierras de cultivo. Eso trajo consigo nuevos cambios sociales ya que comenzó el concepto de propiedad hasta ese momento inexistente. En un primer momento esta propiedad no era privada, sino del conjunto de la comunidad, pero ello traería consigo la aparición de algunos conflictos entre varios grupos o comunidades humanas. De unas sociedades paleolíticas relativamente igualitarias, en el neolítico se irían acrecentado poco a poco las diferencias sociales y la estratificación social, así como comenzarían a construirse las diferencias de género.

La etapa que suele ponerse como sucesora del Neolítico es la Edad de los Metales (dividida a su vez en Edad de Cobre, Edad de Bronce y Edad de Hierro) sólo es válida para el ámbito eroasiático, que fue donde se comenzaron a elaborar herramientas de este tipo de materiales. Desde una postura eurocéntrica se llegó a clasificar como neolíticas a algunas sociedades antiguas que no entraban dentro de ese esquema, pues seguían utilizando herramientas de piedra y madera sin que hubiese producción metalúrgica, cuando el resto de elementos de su cultura y su complejidad social eran claramente posteriores al neolítico. Esta clasificación no era tampoco válida para la América precolombina, donde existieron sociedades como la inca, maya o mexica que habían desarrollado estructuras sociales y políticas muy complejas, y tenían un carácter totalmente urbano y mantenían sistemas de registro (escritos o de otro tipo), por lo que no deberían ser estudiadas como prehistóricas.

En el caso de los antiguos canarios, también conocidos como guanches, es común clasificarlos como culturas neolíticas, pero tampoco sería correcto en este caso. Los antiguos canarios utilizaban la escritura, algo inexistente en el neolítico, y en islas como Gran Canaria habían desarrollado sociedades estatales. Por otro lado, las poblaciones imazighen norteafricanas que poblaron Canarias tampoco eran neolíticas, ya que incluso utilizaban metales en sus lugares de origen antes de su arribada a las islas. La naturaleza volcánica de las islas suponía la inexistencia de materias primas con los que poder elaborar herramientas de metal, de ahí que el utillaje de los antiguos canarios fuese fundamentalmente de piedra.